jueves, 5 de junio de 2014

EL REY PEÓN

De la misma manera que un vidente no es un señor con dos dientes aunque vaya mostrando los paletos, el bipartidismo no es una alternancia entre dos partidos aunque dos partidos sean los dientes visibles. El bipartidismo, como el gótico, el barroco o el neoclásico, es un estilo de arquitectura, una manera de entender el diseño y el desarrollo en la construcción de los edificios: las plantas más altas tienen una fachada amable y unos muros gruesos que garantizan su uso a los que allí viven mientras la casa se sostenga. La parte de abajo es un conglomerado de estancias y pasillos que forman un laberinto en el que sus habitantes no terminan de saber donde están. De esta forma, en cada conversación, estos permanecen entretenidos sintiéndose libres para debatir de lo que quieran, e incluso pueden fantasear con que ese corredor conduce a la parte alta de la estancia, y se les permite mientras no caigan en la tentación de querer jugar con las cosas de comer. No por nada personal, como dijera Michael Corleone, son solo negocios.

Los de arriba, además, juegan al ajedrez con los de abajo, con un matiz, los de abajo pensaban que esa partida no iba con ellos y nunca movieron pieza. Hasta ahora. La calle bulle, las urnas indican y los de arriba saben que la partida ha comenzado y responden. Saben que, como dijera Abraham Lincoln, se puede engañar a algunos todo el tiempo y a todos algún tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo. Saben, también, que tienen posición ganadora, así ha sido siempre, aunque hayan tenido que patear el tablero cuando se han sentido acorralados, pero también son conscientes de que hay rival y han forzado un movimiento: han dejado caer al Rey, pero en esta partida, el Rey no es el rey, es un peón comido. El juego sigue. Si han de dejarse comer otro peón no tendrán problema. Gritarán desde lo alto que han cedido, ofrecerán tablas y usarán, de nuevo, la palabra consenso que es la manera de definir las aguas estancas, esas que con el tiempo siempre huelen mal. La sociedad española, al parecer, las ha agitado, falta saber si lo ha hecho con la intención de cambiar de líquido o para, simplemente, crear unas olitas.

Publicado en "El Norte de Castilla" el 05-06-2014

4 comentarios:

  1. Lo que no entiendo es por que se pide un referéndum sobre algo que se considera injusto. Además sabiendo que es mas que probable que la monarquía saliera reforzada. Los detractores deberían pedir la abolición y el referéndum tendrían que proponerlo los partidarios, como si estuviéramos regateando en un mercadillo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tal cual, yo tampoco entiendo que se someta a consulta algo injusto de raíz, pero parece que hoy el tótem es eso de 'ser escuchados'.

      Eliminar
  2. El mago dió un paso al frente y mostró sus manos vacías, nada por aquí y nada por allá. Luego tomó su baraja de cartas y amablemente me pidió que eligiera una.
    Ni el mago tenía las manos vacías, ni había elección en la baraja, todo era parte de una ilusión que comenzó antes de que el público se sentara en su silla. Hemos cambiado de rey, pero solo es una ilusión, alguien tomó la decisión por nosotros mucho antes.

    ResponderEliminar