miércoles, 20 de mayo de 2015

DE FIESTA O A REZAR

Faltaba poco para el amanecer cuando se cruzaron los dos grupos. El primero estaba formado por chicos y chicas que apenas sobrepasaban la veintena. Caminaban de forma desacompasada, alguno avanzaba de más, otro se rezagaba; apenas levantaban los pies del suelo, como si fueran presos arrastrando cadenas. Regresaban a sus casas o a picar algo en algún bar recién abierto, la noche había sido larga. Los del segundo les triplicaban la edad, y eso siendo generosos. Su andar mostraba un aire casi marcial: más que caminar, desfilaban. Aceleraban el paso porque las campanas del reloj de la iglesia estaban a punto de dar las siete y con el último tañido habría de comenzar el rezo del ‘Ángelus’ con el que se iniciaba el Rosario de la Aurora. No querían llegar tarde. 
Ocupaban el mismo espacio y a la misma hora, pero mientras los unos iban, los otros venían. De hecho, ni siquiera vivían en el mismo día. Para la pandilla de jóvenes, el sábado aún no había terminado. Se preguntaban que adónde irían aquellos viejecitos tan tarde. Para los abuelos, sin embargo, el domingo se había abierto de par en par. En aquella plaza que tanto habría visto olía a la vez a cirio y garrafón, a alcanfor y tabaco. Dos ambientes antagónicos que se respiraban a la par, la mezcolanza entre el ir y el venir, entre el ruido del festejar y silencio del rezar. Dos ambientes que solo tenían en común la coincidencia espacio-temporal.
Una plaza que es como el ánimo del ‘pucelanismo’, un ánimo cruzado por las ganas de festejar y de rezar para que ocurra el milagro. Un ánimo decaído tras haber asumido que el primer tren con destino al ascenso había descarrilado irremisiblemente, pero con la obligación de levantarse porque otro menos confortable se apresta a pasar. El partido de ayer fue un poco eso, un todo en el que se conjugaron momentos de esos que reclaman a la ilusión con tramos que alimentan el desánimo. Pero, a la postre, el partido ante el filial blaugrana se ganó más por la bisoñez del rival que por el triunfo de la idea (si es que se puede decir que haya una idea) blanquivioleta. Fue, de nuevo, ese equipo que hace cositas, pero que no completa un partido redondo. El mismo trantrán que ha conformado la banda sonora de la temporada. Vamos, como una especie de maquinaria en periodo de pruebas, lo que se espera de la jornada tres, cuatro o, incluso, de la diez; pero no de la treintainueve. A estas alturas, y tiene delito, no sabemos si es sábado o domingo, si vamos al Rosario de la Aurora o a comer un chocolate con churros. Sabemos, eso sí, que estamos en la plaza. Poco más. Lo razonable sería pensar que los tres próximos partidos serán ensayos para lo que habrá de venir, que los entrenamientos tendrán como fin la puesta a punto física y psíquica para ese momento definitivo, que estamos –de nuevo– en pretemporada. Sin embargo, seguirá faltando lo fundamental, la idea. Salvo que Rubi, taimado, haya jugado un año entero al despiste y ponga en marcha el plan previsto ahora, cuando nadie se lo espera.

Publicado en "El Norte de Castilla" el 20-05-2015

No hay comentarios:

Publicar un comentario