jueves, 25 de junio de 2015

GENERACIONES Y DEGENERACIONES

Que no es suficiente con vivir a la vez para ver las cosas de la misma manera, ya lo dejó teorizado Ortega a principios del pasado siglo. La montaña, al fin y al cabo, no parece la misma si se mira desde la falda o desde la cumbre. La aparente revuelta electoral a la que parecíamos abocados ha dejado, tras la primera vuelta de noria, un panorama que se toca con acordes de ilusión para los que no conocían otros gobiernos distintos de los ahora expulsados y de ‘deja vu’ para los que tienen años y memoria. Buena parte de quienes no han llegado a los cuarenta, educados en los años en que todo parecía ir como la seda, llegaron a la conclusión de que todo era seda hasta que la realidad les hizo caer en el engaño.
El sistema maravilloso, el ejemplo español, era, en realidad, una filfa que se caía a pedazos. Tras un silencio entre cómplice y complaciente, la marejada resumió su frustración en tres palabras: “No nos representan”. Craso error, nos representaban estupendamente, los gobernantes eran el fiel reflejo de aquello en lo que la sociedad se había convertido. Otra cosa es que, circunstancias mediante, esa misma sociedad ya no estuviera de acuerdo con lo que el espejo mostrara y desease una cirugía que le volviese a hacer sentirse bien consigo misma. Una cirugía que nos quitase unos años de encima para volver a los tiempos de las andadas como no habiendo aprendido o, peor, intentando vivir en el imposible de una adolescencia eterna, como queriendo olvidar que las consecuencias son porque las causas han sido, que la algarabía venía preñada de estafa. El bisturí puede cambiar un poco la imagen, puede esconder, pero no tiene capacidad para negar la realidad. Las caras parecen otras, pero son las mismas. Carmena e Iglesias recuerdan tanto al Tierno y al Felipe de aquel PSOE de la OTAN como Rivera a cualquier preboste de la UCD que desembocó mayoritariamente en lo que luego fue llamado PP. Tras el chaparrón, la casta  se ha descastado -ya sí nos representa- y los que decían que venían a regenerar sirven para consolidar. Tiempos pues de cambios para recrear lo mismo, pero desde el punto de vista de otra generación. Tiempos para que todo permanezca igual, para olvidar la degeneración.

Publicado en "El Norte de Castilla" el 25-06-2015

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