jueves, 27 de octubre de 2016

PARIERON LOS MONTES

No consta que el viejo Esopo visitase alguna vez estos territorios de la península Ibérica ni que tuviese dotes de adivino pero, a pesar de ello, fue capaz de resumir en una breve fábula todo un año de la política española: después de atronar asustando al personal, los montes se abrieron para parir un ridículo ratón. Tras meses de cambios, cambios del cambio y recambios, hemos vuelto al mismo punto en que lo dejamos. Todo el viaje nos ha llevado de Mariano Rajoy presidente a presidente Mariano Rajoy. Conocemos especies de animales que se desplazan andando, corriendo, nadando, reptando, arrastrándose o volando; pero lo de este hombre es inaudito: es el único ser que se desplaza permaneciendo quieto. Mientras los demás iban haciendo el ridículo por separado o todos a la vez, el gallego reforzaba sus posiciones a la par que, supongo, aplaudía a rabiar ante la tragicomedia que se representaba. Quienes piensan que su victoria ha sido pírrica se equivocan. Además de vencer en la batalla se ha llevado por delante a todos sus rivales. Todos y cada uno de ellos están ahora peor que hace doce meses. Él, por el contrario, ha utilizado el año para que la sociedad deglutiese toda la ponzoña acumulada por su partido a lo largo de varios decenios como si nada hubiera pasado; para que dejase de marcar el acento en las políticas llevadas a cabo por el PP durante su cuatrienio de gobierno y se entretuviese con los dimes y diretes del vodevil que han representado esos ‘aspirantes a algo’ que se han quedado en nada.

Entre medias el Parlamento ha ido perdiendo la piel de la legitimidad. Lo que es -debería ser- el espacio de la representación ha sido secuestrado por las direcciones de las organizaciones políticas. La palabra, la esencia de cualquier parlamento, pierde su valor cuando queda a merced del viento, cuando de lo dicha cualquiera puede desdecirse. En eso también Rajoy ha ganado. Al no haber dicho ni mu no se ha encontrado en la tesitura de contradecirse.

Un año después, tras rayos, relámpagos y truenos, la criatura parida por el cambio es una porción de más de lo mismo. Eso sí, Europa impone, la tomaremos en dosis mayores.
Publicado en "El Norte de Castilla" el 27-10-2016 

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