jueves, 21 de septiembre de 2017

CUANDO DICE QUE SE VA

Imagen tomada de www.intangiblesydeporte.com
Cuando creemos que algo se está produciendo, es que ya se ha producido. Lo que vemos en ese tiempo que llamamos ‘presente’ no es sino la constatación de que lo sustantivo ya ha ocurrido. A partir de ese momento en que la realidad se muestra palmaria, podemos estar seguros de que la transformación se había venido fraguando desde mucho antes. Dejar de fumar cuando el diagnóstico es irrefutable poco soluciona.
Tenemos ante nuestras narices la convocatoria de un referéndum por parte del gobierno de la Generalitat catalana. Para algunos, muchos, me atrevería a decir, del Ebro hacia el sur, el mal de todos los males. Pero qué se va a hacer, se trata de un hecho básicamente intrascendente. Es, todo lo más, una escenificación, una representación teatral cuyo único valor es mostrarnos lo que ya ha ocurrido: un desafecto cada vez mayor de la sociedad catalana, no con España si entendemos España como sus gentes, sino con respecto al entramado institucional español. Un dato debe llevar a la reflexión, un decenio atrás, en un referéndum con una pregunta similar, el número de ‘noes’ hubiera sido más del doble del de ‘síes’. El independentismo era potente pero muy minoritario frente a otras alternativas que posibilitaban la integración territorial. Hoy ambas opciones se dan la numéricamente la mano.    
Frente a esa realidad, el gobierno se ampara en la ley como forma de castigar tal despecho. Buen cobijo en tiempos de normalidad, mala cosa en época en que la ley no ofrece respuestas que puedan solucionar lo que los gobernantes entienden como un problema. La ‘ley’, por mucho que se sacralice, no es más que la expresión escrita de la política. Cuando dicha ‘ley’ no ofrece respuestas adecuadas significa, sin más, que los encargados de la política han fracasado.  
El 1 de octubre será como el día de un cumpleaños, una fecha en la que no nos hacemos un año más viejos que el día anterior pero miramos atrás y vemos que sí, que efectivamente somos más viejos. En este juego en que la verdad murió demasiado pronto, en que se dice lo que interesa a cada parte sea esto cierto o todo lo contrario, lo único de que podemos estar seguros es de que cuando alguien dice que se va es que ya se ha ido. Cataluña solo seguirá formando parte del conjunto si, desde dentro, existe esa voluntad y eso solo se podrá saber con ¡vaya!  la celebración de un referéndum. 

Publicado en "El Norte de Castilla" el 21-09-2017

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