jueves, 5 de octubre de 2017

VARIACIONES DEL DINOSAURIO

Imagen tomada de www.publico.es
“Cuando despertó, el dinosaurio ya no estaba allí”. Rajoy, tómenlo como metáfora, se quedó dormido sin percatarse de la magnitud de los movimientos de las diversas placas tectónicas que conformaban la estructura social de esa España que presidía. De tanto negar los problemas, llegó a creer que no había problema alguno. De tanto negar la existencia de conflictos, sí, también territoriales, uno de estos (nos) ha estallado y su detonación se lo puede llevar a él por delante. Entre la ley y la propaganda, Rajoy, tómenlo como metáfora, se veía con agua y manguera suficiente para apagar cualquier incendio, siempre pequeño, siempre controlado, que pudiera producirse. Al despertar, sin embargo, pudo comprobar que ya nada era como lo había dejado cuando se quedó traspuesto en la autocomplacencia. El dinosaurio sagrado ya no estaba. Ahora, Rajoy, tómenlo como metáfora, persigue huellas y sombras. Pero quien esto hace siempre llega tarde. Cada vez que se introduce en un debate, el debate ya versa sobre otros asuntos. Sigue a vueltas con un referéndum, cuando ese tiempo pasó mucho antes del domingo pasado. No acierta ni a señalar. Acusa a Puigdemont, un recién llegado, un MacGuffin irrelevante en el relato, de arrastrar a la sociedad cuando la única razón por la que se ha puesto (aparentemente) delante es para no morir aplastado. 
A través del marco por el que el dinosaurio ha escapado ya no podrá volver a entrar. De lo pensado, casi nada nos vale. Lo que venga será distinto a cualquier esquema conceptual preestablecido. Intentar volver al antes es tan vano como intentar arreglar un globo explotado y, después del apaño, introducir el mismo aire que tenía. Así será también aunque el mapa termine siendo el mismo. 
“Todavía estaba allí cuando despertó el dinosaurio”. Un dinosaurio carnívoro que, cuando se erige en ariete reclamando una España unida, no está apelando a una unidad consensuada, sino a otra anclada en unas supuestas esencias que definen exactamente cómo debe ser un español (de bien, claro). Que cuando grita un ‘a por ellos’, está acotando un ‘nosotros’. Un nosotros en el que –inicialmente- no caben los catalanes que desean la independencia. Pero ojo, tampoco, eso aclarará después, los que no sean buenos españoles (claro, de bien). Un dinosaurio en principio pequeño pero que, tras tiempo hibernando, ha encontrado el momento de volver a salir. 

Publicado en "El Norte de Castilla" el 05-10-2017

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