martes, 10 de abril de 2018

LOS GENTILICIOS MENTIROSOS

Foto El Norte de Castilla
Los gentilicios arrastran consigo el peso de todos los tópicos. En un principio, estas palabras actuaban como simples adjetivos que se limitaban a informar del lugar de procedencia de las personas o cosas referidas. Poco a poco, a medida que a dicha ascendencia se le atribuían determinadas características que (al parecer) debían de ser inherentes a ese origen, los gentilicios comenzaron a encerrar en sí toda una serie de informaciones inexorablemente adheridas al lugar de nacimiento. De esta manera, cuando de alguien nos dicen que es de un determinado sitio, inmediatamente asumimos que esa persona es así, asá, tiene un gran sentido del humor, es muy seco, en sus bolsillos viven cocodrilos o no sabemos si sube o baja cuando está en una escalera. Así las cosas, no pocas veces, el gentilicio deja de ser un simple adjetivo para adquirir categoría como sustantivo. En una u otra función sintáctica, en el lenguaje coloquial, estas palabras atribuyen a cada sujeto los estereotipos que hemos ido interiorizando.
En ocasiones, los gentilicios no engloban a la totalidad de un cuerpo social, sino que se refieren a una parte concreta de dicho cuerpo. No entendemos lo mismo cuando escuchamos ‘francés’ en genérico que al oír ‘francés’ referido a un chef o al cine.
No sé si existen en España muchos tópicos asociados a ‘griego’; pero cuando este gentilicio aparece de la mano de un deporte de masas, enseguida imaginamos calor en el campo, color en las gradas y una cierta dosis de violencia en el entorno. Si aceptamos como cierto que el baloncesto o el fútbol griego son pasionales, nos salta un resorte que asocia estas propiedades a cualquier baloncestista o futbolista heleno. En ese salto se encuentra el peligro de los estereotipos. Estos tópicos en algún caso, solo en algún caso, pueden ser ciertos para una mayoría de las personas de un determinado origen, pero en ningún caso lo son para todas. Si damos por cierto que al fútbol griego le falta actualmente la calidad del español –lo que no es prejuicio sino hecho- pero como contrapartida, ahí el tópico, le sobra alma y temperamento, Giannis Gianniotas debe de ser la prueba de lo injusto que resulta imputar a todo el mundo los estereotipos del origen.
En los minutos que ha disfrutado a lo largo de la temporada ha demostrado un nivel técnico mucho más que suficiente para convertirse en un titular indiscutible. De vez en cuando se suelta y nos deleita con algún regate fugaz que hace ilusionar al personal con todo lo que podría ofrecer. Sin embargo parece retraído, incapaz de exhibir con continuidad ese catálogo de virtudes que ofrece a cuentagotas. De hecho, cuando alguna acción brillante le ha otorgado el privilegio de la titularidad, ha decepcionado por inconsistencia.
Quizá todo sea más sencillo: que en Grecia exista un refrán similar a ese de ‘donde fueres haz lo que vieres’ y Gianniotas juegue con el poco alma con el que nos sorprende el Pucela cada vez que tiene ocasión de optar a algo.

Publicado en "El Norte de Castilla" el 09-04-2018

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